¿Qué son las situaciones de conflicto?
Las situaciones de conflicto se refieren a escenarios en los que hay disputas, tensiones o enfrentamientos entre individuos, grupos o incluso naciones. Estos conflictos pueden surgir por diversas razones, como diferencias ideológicas, sociales, culturales, políticas, económicas o territoriales.
Existen diferentes tipos de situaciones de conflicto, que van desde conflictos personales o interpersonales hasta conflictos a gran escala, como guerras o crisis humanitarias. Algunos ejemplos de situaciones de conflicto incluyen:
1. Conflictos interpersonales: Disputas o desacuerdos entre individuos, ya sea en el ámbito personal, laboral, familiar o comunitario.
Conflictos sociales: Tensiones o enfrentamientos entre grupos sociales debido a diferencias culturales, raciales, religiosas o de clase.
Conflictos políticos: Disputas por el poder, la gobernabilidad o la distribución de recursos entre diferentes actores políticos.
Conflictos territoriales: Disputas sobre la posesión, uso o control de un determinado territorio o recursos naturales.
Conflictos étnicos o religiosos: Enfrentamientos basados en diferencias étnicas, religiosas o culturales, que pueden llevar a la discriminación, la violencia o incluso a la limpieza étnica.
Conflictos armados: Guerras, revoluciones o enfrentamientos militares entre naciones, grupos armados o facciones dentro de un país.
Las situaciones de conflicto pueden tener consecuencias negativas en términos de pérdida de vidas humanas, desplazamiento forzado, violaciones de derechos humanos, destrucción de infraestructuras y dificultades para el desarrollo y la estabilidad de una comunidad o región.
Situaciones de conflicto interpersonal
Estos conflictos pueden surgir en diferentes contextos, como en el ámbito laboral, familiar, social o incluso en relaciones personales. Los conflictos interpersonales pueden tener diversas causas, como diferencias de opiniones, objetivos o valores, falta de comunicación efectiva, competencia por recursos limitados, malentendidos o incluso conflictos de personalidad. Estos conflictos pueden afectar negativamente las relaciones entre las personas involucradas y generar un ambiente de tensión y estrés.
Debemos partir de la idea de que la agresividad es un elemento inherente al ser humano. No podemos negarla, pero sí canalizarla, saber qué hacer con ella para que no nos haga daño y no crear situaciones de conflicto.
Para trabajar con la agresividad y la falta de comunicación básicamente hay que apelar al sentido común que guardamos cada uno/a en nuestro interior.
Es necesario asumir que la posibilidad de que surjan comportamientos agresivos ante unas situaciones de conflicto que nos desbordan es algo natural, no responde a nada anormal o extraño.
La necesidad de adaptación a las nuevas situaciones de conflicto, a nuestro cambio de circunstancias de vida, entraña dolor, miedos e inseguridad. Una respuesta a todo ello es la agresión.
Respuestas agresivas y desafiantes
No hay que pensar que esa agresividad de nuestro hijo/a, nuestra pareja, etc. va dirigida hacia nosotro/as, sino más bien hacia sí mismo/a. Es un reflejo de la frustración o la necesidad de encajar lo que está pasando en su vida.
El manejo de las situaciones de conflicto de este tipo debe tener una respuesta esencialmente de empatía, de ponernos en el lugar de la otra persona. Eso no significa que podamos permitir cualquier situación, pero sí que debemos intentar comprender qué le lleva a la otra persona a reaccionar de aquella manera.
Mantengamos la calma, no nos asustemos, no nos pongamos a su altura respondiendo con agresividad. Tenemos herramientas muy cercanas y necesarias para poder manejarnos: la palabra, el afecto, la paciencia… Ante un momento de exaltación, la persona nos está pidiendo a gritos una salida, algo que le calme, un motivo para salir del estado de confusión en el que se encuentra.
Problemas en la comunicación
Es muy probable que la persona en las situaciones de conflicto sienta temor, aunque no lo manifieste explícitamente con palabras, a ser abandonada, a ser rechazada. Potenciemos, pues, las capacidades que tiene y las emociones, mostremos cariño sin por ello dejar de poner límites, no provoquemos riesgos psicosociales e intentemos evitarlos. Es importante demostrarle que estaremos siempre que nos necesite, que no tenga miedo a que le den de lado, a sentirse abandonado/a. Debemos hacerle entender que vamos a ser su colchón si cae. Y sobre todo usar la palabra como herramienta básica para la resolución de conflictos.
-
Autor(es): Luis Maita, Obra: Tipos de conflictos, Publicación: , Última actualización: , Lugar de publicación: Madrid, URL: https://www.discapnet.es/salud/salud-mental/relaciones-interpersonales/tipos-de-conflictos
Copiar