Acerca del sexo existen en general muchos tabúes, pero si además lo relacionamos con las personas con discapacidad surgen un millón de mitos a desmontar. Por eso, en este artículo destapamos algunas de las más comunes falsas creencias sexuales.
Falsas creencias sexuales
Desmontar las falsas creencias sexuales es necesario para que se reconozca plenamente la sexualidad de las personas con discapacidad y se les permita disfrutar de su sexualidad de manera plena y segura. De qué falsas creencias hablamos:
- Las personas con discapacidad no tienen deseos sexuales.
- Las dificultades físicas impiden la práctica de sexo.
- Las personas con discapacidad no resultan atractivas sexualmente.
- Es mejor no despertar el interés sexual en las personas con discapacidad porque son inocentes.
- Que las personas con discapacidad no deben formar parejas o tener hijos.
- Realizar el coito es la actividad sexual más importante.
- La educación sexual despierta su sexualidad inocente y dormida.
Las limitaciones del grado de discapacidad, la sobreprotección familiar, la carencia de entornos en los que interactuar con iguales y el no reconocimiento de su necesidad de intimidad sexual, hacen difícil y a veces imposible el que las personas con discapacidad tengan relaciones interpersonales.
Es evidente que las características particulares de cada persona condicionan la manera en que pueden desarrollar cualquier tipo de actividad. El sexo es una de ellas. Pero eso sólo significa que cada uno de nosotros tendrá su particular modo de disfrutar y vivir sus relaciones sexuales.
Todos tenemos derecho explorar y conocer nuestro cuerpo, a mantener relaciones sexuales de la manera que nos resulte más adecuada, a tener pareja si lo deseamos, a disfrutar de nuestra intimidad y a recibir información sobre ello si lo precisamos.
Todos y todas tenemos deseos sexuales porque es algo inherente al ser humano, da igual nuestra condición. Nosotros/as somos los/as que debemos decidir dónde están los límites y las alternativas. Quizás el secreto está en no ceñirnos siempre a lo convencional y crear nuestra manera particular de funcionar.
Las personas con discapacidad tienen las mismas posibilidades y el derecho a vivir una parte más de su desarrollo como persona, la misma capacidad de seducir y ser atractivo/a. Y por supuesto no necesitan que nadie les despierte el interés sexual, porque su cuerpo y su mente ya se encargarán de hacerlo sin ayuda. Como decimos, hay que desterrar esos mitos y falsas creencias sexuales porque no son ciertas.