El tratamiento de las cefaleas puede tener varias formas, farmacológico o no farmacológico. Los fármacos son una parte importante del tratamiento, especialmente cuando ocurre el ataque agudo. Pero la medicación es mucho más efectiva cuando su uso está acompañado de un plan conjunto de cambios en algunos hábitos de vida y modificación de factores precipitantes.
Existen en la actualidad múltiples tratamientos alternativos, no farmacológicos, que los psicólogos y otros especialistas pueden proporcionar, y que posteriormente se comentarán.
Consejos generales para mejorar las cefaleas
Así, podemos dar unos consejos generales que se pueden seguir en el caso de cefaleas:
- Acudir siempre al médico lo antes posible:
- Si el dolor de cabeza es muy severo y es la primera vez que ocurre, fundamentalmente en mayores de 50 años.
- Si el dolor va empeorando progresivamente y no mejora con analgésicos.
- Si el dolor aparece mientras se está haciendo ejercicio físico.
- Si la persona está somnolienta, confusa o tiene fiebre.
- Todo dolor de cabeza crónico que interfiera con la vida del que lo padece, debe ser evaluado en algún momento por un especialista. Este es capaz de definir qué tipo de cefalea es y prescribir el mejor tratamiento, controlar la cantidad de analgésicos u otros fármacos y elaborar un plan de seguimiento, así como otras medidas cuando estas sean necesarias.
- Una vez que se conoce el problema, se sabe por qué se producen sus dolores y se comprende qué factores pueden empeorar o mejorar las cefaleas (para ello es útil realizar el diario de cefaleas) debe elaborarse un plan, aprender a regularse la toma de medicamentos, las dosis que se adecuan a cada paciente o el mejor momento para tomárselo, así como distintas técnicas de relajación.
- Algunos consejos para mejorar los hábitos de vida que ayudan al control de las cefaleas:
- Tomar una dieta equilibrada, no saltarse ninguna comida.
- Evitar el alcohol, el tabaco y la cafeína, o al menos consumirlo de manera moderada.
- Realizar ejercicio físico regularmente. Es bueno andar 15 minutos al día e ir aumentando progresivamente hasta una hora. Nadar regularmente, hacer jogging con moderación son otros buenos ejemplos.
- Aplicar técnicas como la respiración profunda, la meditación y el yoga pueden ayudar a reducir el estrés y la tensión muscular, lo que puede aliviar las cefaleas.
- Evitar malas posturas durante el trabajo, si se está largo tiempo sentado. Si se tiene que estar largas horas ante una mesa de despacho o un ordenador, es muy útil parar unos minutos al día y hacer algunos ejercicios de relajación para liberar la tensión muscular de los hombros y el cuello.
- Algún ejemplo de ello es reclinarse en el respaldo de la silla, encontrando la postura más cómoda, cerrar los ojos y respirar profundamente, elevar un poco la barbilla e intentar estirar la espalda lo máximo posible, teniendo la sensación de que se está creciendo. Repetir el ejercicio hasta encontrarse relajado.
- Otros ejercicios de relajación, que se pueden realizar antes de ir a dormir, son: tumbarse en el suelo, colocar un libro cubierto con una toalla debajo de la cabeza y dejar caer la barbilla ligeramente hasta relajar los músculos del cuello. Colocar las manos en la parte baja del estómago y doblar las rodillas, manteniendo los pies ligeramente separados y apoyados en el suelo. Toser suavemente, usar las manos para notar como se sienten los músculos del abdomen. Después respirar profundamente y despacio concentrándose en el aire que entra y sale de los pulmones. Repetir este ejercicio diariamente durante 10 minutos todos los días.
- Dormir un número mínimo de siete horas. Intentar tener un horario regular, procurando ir a dormir siempre a la misma hora.
- Evitar cenas copiosas y próximas a la hora de irse a dormir.
- Intentar tomarse con sentido del humor los imprevistos e intentar no estresarse cuando las cosas no salen exactamente como se habían planeado.
- Aprender a pedir ayuda en el trabajo cuando se esté sobrepasado y no intentar asumir más responsabilidad de las que se pueden tolerar sin llegar a situaciones de estrés excesivo.
Cuando con la medicación y la modificación de los hábitos de vida no se consigue una mejoría importante en la frecuencia e intensidad de las cefaleas, o en algunos casos concretos de cefaleas tensionales, son útiles otras modalidades de tratamiento, no farmacológicos.
Algunos de estos tratamientos alternativos son el biofeedback, la acupuntura, la acupresión, y la estimulación eléctrica transcutánea, además del aprendizaje de ejercicios de relajación más elaborados que los especialistas pueden enseñar. A continuación se describen algunos de estos tratamientos.
Tratamientos no farmacológicos
Dentro de los tratamientos no farmacológicos que existen para tratar las cefaleas, a continuación se describen los cuatro considerados más importantes: biofeedback, estimulación eléctrica transcutánea, acupresión y acupuntura.
Biofeedback
El dolor es una sensación física que se vive de forma variable en función de diferentes parámetros socioculturales y personales. En general, se asume que los estímulos dolorosos tienen dos tipos de respuestas principales, que pueden entremezclarse de forma variable.
Respuestas reflejas
Una respuesta refleja, que se produce de forma automática tras un estímulo doloroso y que condiciona un comportamiento reactivo que provoca respuestas similares ante estímulos semejantes. Un ejemplo de este tipo de respuesta es la retirada de la extremidad a la que se le aplica el estímulo doloroso, la emisión de una exclamación sonora asociada al dolor y cambios fisiológicos, como un aumento de la frecuencia cardiaca tras un estímulo doloroso.
Conducta operante
Una denominada conducta operante, que implica mecanismos psicológicos más complejos. Este tipo de respuesta está gobernada por la existencia de refuerzos positivos o negativos. Así, la consecución de un beneficio con la aparición de una cefalea (mayor atención por parte de los padres, la pareja, etcétera o la posibilidad de ausentarse o no acudir a un lugar conflictivo, como puede ser el centro de trabajo en determinadas condiciones...) actúan como un refuerzo positivo para la reaparición de dicho dolor. En algunas cefaleas existen condicionamientos de este tipo, que juegan un papel importante en la cronificación del cuadro.
Técnicas de biofeedback
Las denominadas técnicas de biofeedback utilizan un condicionamiento operante para registrar y amplificar una función fisiológica del individuo de forma inmediata y continuada. El individuo aprende a controlar determinadas funciones fisiológicas como la temperatura corporal, el tono muscular o el diámetro de los vasos periféricos.
Con este aprendizaje y una motivación adecuada es posible controlar la vasodilatación de los vasos intracraneales e impedir la aparición de una migraña. El biofeedback ayuda a la persona a ser consciente de cómo reacciona su cuerpo ante determinadas circunstancias. A través de este proceso se aprende a reaccionar ante determinadas situaciones y a alterar las respuestas del organismo para encontrarse más relajado y saludable.
Existen diversas técnicas que son fáciles de aprender y realizar. El entrenamiento suele ser dirigido por psicólogos especializados. Suele llevar cinco o seis sesiones, además de la práctica individual en casa. Estas técnicas han mostrado una cierta utilidad en determinados tipos de cefalea, pero precisan un entrenamiento específico y un tiempo y lugar adecuado para realizarlas.
Estimulación eléctrica transcutánea
Consiste en un aparato que suprime el dolor al estimular la piel con un mínimo estímulo eléctrico. Los nervios que registran otros estímulos diferentes al dolor son estimulados, trasmitiendo un impulso al cerebro que compite con la sensación dolorosa del dolor de cabeza, resultando en una disminución de la sensación dolorosa que registra el cerebro.
El aparato es como un pequeño transistor de radio que se coloca en el cinturón con unos cables que van debajo de la ropa, y llevan al final unos electrodos que se pegan en la piel del cuello o de la espalda.
Acupresión
Es una técnica que consiste en aplicar presión en los puntos de acupuntura en lugar de utilizar una aguja. Se aplica una presión en forma de masaje sobre las áreas adecuadas durante unos minutos. Algunas personas encuentran gran alivio realizándoselo ellas mismas ante el primer signo de que el episodio va a empezar.
Algunos puntos de acupresión son: el pliegue entre el pulgar y el dedo índice; en las sienes, en el punto medio de una línea que va desde el ojo al oído, para cefaleas temporales; encima de la oreja, en la línea del pelo, para dolores hemicraneales; para dolores holocraneales, se utiliza un punto situado encima del esternón en la unión de las dos clavículas; para una cefalea occipital, presionar a través del músculo trapecio en el hombro; para las migrañas, presionar en el pie donde se unen los huesos del primer y segundo dedos.

Acupuntura
La acupuntura es uno de los métodos más antiguos empleados para el tratamiento del dolor en algunas culturas. Se puede utilizar para tratar el dolor agudo o para prevenir futuros ataques.
La acupuntura está basada en la estimulación mediante el pinchazo con aguja en distintos puntos nerviosos. Esto produce la liberación de distintos neurotransmisores que intervienen en las señales de control y transmisión del dolor al cerebro (como la liberación de opioides internos, que son sustancias similares a los productos derivados del opio, que están producidas por el propio organismo y utilizadas en las vías nerviosas de control del dolor), produciendo la interrupción del proceso que lleva a la producción del dolor.
Este es un método de la medicina tradicional oriental y algunas personas refieren excelentes resultados, aunque no es un método terapéutico aceptado por toda la comunidad científica.

Es importante destacar que el tratamiento no farmacológico puede variar según el tipo de cefalea y las necesidades individuales de cada paciente. Siempre es recomendable consultar con un profesional de la salud para determinar el enfoque más adecuado.