La accesibilidad en la vivienda es fundamental para garantizar la calidad de vida y la plena autonomía de las personas que la habitan. Una vivienda accesible no solo facilita el día a día de quienes tienen algún tipo de discapacidad o movilidad reducida, sino que también contribuye a promover la inclusión social y la igualdad de oportunidades.
Desde el momento en que una persona entra a su hogar, debe poder disfrutar de un entorno que le permita desenvolverse con comodidad y seguridad. Esto implica no solo contar con espacios físicos adecuados, sino también con recursos y adaptaciones que se ajusten a sus necesidades específicas.
Acceso sin barreras
El acceso a la vivienda es uno de los puntos clave para asegurar la movilidad. Una entrada accesible permite que cualquier persona, independientemente de su capacidad física, pueda entrar y salir con facilidad.
- Rampas y accesos nivelados: El acceso principal debe estar al nivel de la vía pública. Si hay desniveles, estos deben salvarse mediante rampas con una inclinación suave, idealmente menor al 6%, y con barandillas a ambos lados para garantizar la seguridad. Las rampas deben tener un ancho mínimo de 1,50 metros para permitir un tránsito cómodo.
- Aparcamientos accesibles: Las plazas de aparcamiento cercanas al acceso deben estar diseñadas para personas con movilidad reducida. Deben incluir un espacio lateral de al menos 1,20 metros que facilite la transferencia desde el vehículo.
Zonas comunes funcionales
Las zonas comunes de un edificio o conjunto residencial, como vestíbulos, escaleras, y ascensores, también deben ser accesibles. Esto es esencial para garantizar que cualquier persona pueda moverse de manera independiente en todo el espacio.
- Escaleras y ascensores: Los edificios deben contar con ascensores accesibles, que incluyan puertas automáticas, botones en braille, y señales acústicas. Las escaleras, cuando sean necesarias, deben estar equipadas con pasamanos a ambos lados y tener un diseño que evite caídas.
- Puertas amplias y de fácil uso: Las puertas principales deben tener una anchura mínima de 80 cm para permitir el paso de sillas de ruedas. Además, deben estar equipadas con mecanismos que faciliten su apertura, como sistemas automáticos o manijas ergonómicas, y deben cerrarse lentamente para evitar accidentes.
Adaptaciones en el interior de la vivienda
El diseño accesible dentro de la vivienda facilita la movilidad y mejora la autonomía de quienes viven en ella.
- Pasillos y vestíbulos amplios: Los pasillos y vestíbulos deben tener un ancho mínimo de 1,20 metros para que una persona en silla de ruedas pueda moverse con facilidad sin obstáculos.
- Cocina adaptada: La cocina debe estar diseñada con muebles y electrodomésticos a la altura adecuada, permitiendo su uso tanto a personas de pie como a quienes se desplazan en sillas de ruedas. Además, es necesario dejar suficiente espacio para que se pueda maniobrar sin dificultad.
- Baños accesibles: Los baños deben ser espaciosos, con un mínimo de 1,50 metros de diámetro libre, para permitir el giro de una silla de ruedas. Deben incluir barras de apoyo cerca del inodoro y la ducha, y esta última debe estar a nivel del suelo para facilitar el acceso.
Normativas y apoyos legales
La legislación contempla que el 4% de las viviendas de protección oficial sean accesibles.
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Autor(es): Alejandro Moreno Montero, Obra: Cómo hacer una vivienda accesible, Publicación: , Última actualización: , Lugar de publicación: Madrid, URL: https://www.discapnet.es/vida-independiente/vivienda-accesible
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