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La esclerosis múltiple ya es designada como la segunda causa de discapacidad y la segunda enfermedad neurológica en adultos jóvenes en España. Una enfermedad crónica, neurodegenerativa y autoinmunitaria, ya que el sistema inmunitario ataca por error el tejido sano. Según los últimos datos aportados por la Sociedad Española de Neurología en 2023, más de 55.000 personas sufren esta condición en España. En los últimos cinco años ha aumentado un 20% el número de pacientes y cada año se registran 2.500 nuevos casos.
Esclerosis Múltiple: la enfermedad de las mil caras
Laura, quién trabajó por 15 años en control de tráfico aéreo, lleva media vida lidiando con esta dolencia. Terminando la carrera y empezando a desarrollar su vida profesional, sufrió un brote, producto del estrés acumulado, cuando iba a realizar la declaración de la renta se sentía incapaz de mover la mano derecha. Un año y medio después fue diagnosticada. Su condición la llevo a abandonar su puesto de trabajo y ahora se desenvuelve en la atención al cliente.
Hoy en día, utiliza muletas para ampliar su movilidad ya que presenta problemas de control de las piernas y sufre de fatiga afectando a sus actividades básicas de la vida diaria. Para combatir estos síntomas, Laura desempeña una rehabilitación intensiva de 4 horas diarias en el Centro Europeo de Neurociencias (CEN), donde se incluyen técnicas de neuromodulación como tratamiento para reducir la fatiga, a través de la estimulación magnética transcraneal y la estimulación transcraneal por corriente directa.
Asimismo, realiza actividad física para fortalecer los miembros inferiores como, por ejemplo, escalada, caminatas al aire libre y en dispositivos especializados, ejercicios en máquinas de gimnasio, etc., sumado al uso de equipos tecnológicos que contribuyen a la mejora de su equilibrio, como el MindMotion.
Julio, también paciente del CEN, padece esclerosis múltiple primaria progresiva, caracterizada por la ausencia de brotes. Sus primeros síntomas fueron cosquilleos en los brazos y problemas de visión, diagnosticados tras una resonancia magnética. Estuvo varios años sin síntomas hasta que jugando al pádel notó debilidad en las piernas. Al no sufrir brotes, para los que recetan medicamento para minimizarlos, su neuróloga le recomendó mayor actividad física como medicina.
El programa, adaptado a sus necesidades, se prolonga por 2 horas diarias de terapia intensiva, ejecutando ejercicios de fuerza para optimizar su movilidad. Con el objetivo de potenciar la musculación de sus piernas realiza ejercicios en máquinas de gimnasio, escalada y, además, incorpora a su rutina, caminatas junto a unas zapatillas que proporcionan estimulación vibratoria que mejoran las sensaciones de las piernas al caminar. Todo esto con el apoyo constante de un profesional sanitario, fisioterapeuta y/o terapeuta ocupacional.
“El verdadero mérito de mejorar la calidad de vida y mantener un buen estado físico con una enfermedad neurodegenerativa como esta recae en nuestros pacientes; nosotros les brindamos el respaldo necesario para lograrlo y las últimas tecnologías para optimizar el entrenamiento.” comunica José López Sánchez, Cofundador y director Clínico del Centro Europeo de Neurociencias.