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La dieta mediterránea, reconocida por la UNESCO como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, se erige como un modelo a seguir en la promoción de una gastronomía sostenible.
"Es fundamental que continuemos valorando y promoviendo la dieta mediterránea por sus beneficios para la salud y su capacidad para fomentar una relación más armoniosa y sostenible con nuestro entorno. En nuestra compañía estamos totalmente comprometidos con esta misión y seguiremos trabajando para resaltar la importancia de estos alimentos en nuestra dieta cotidiana”, destacó Rocío Royo, directora de Nutrición y dietética de Mediterránea Group, líder español en servicios de restauración colectiva.
La compañía ha identificado cinco alimentos de la dieta mediterránea que, aunque no tan populares, son esenciales para una gastronomía más sostenible.
Almendras
Las almendras, especialmente la variedad Marcona de Alicante, son apreciadas por su sabor y beneficios nutricionales. Ricas en proteínas, grasas saludables y minerales, son una opción versátil en la cocina, desde ensaladas hasta postres. Destacan por su aporte nutricional, con casi 20 gramos de proteínas por cada 100 gramos y un índice glucémico bajo debido a sus hidratos de carbono de absorción lenta. Son ricas en grasas saludables y una excelente fuente de minerales como calcio, magnesio, fósforo, manganeso, zinc y hierro.
Higos y brevas
Estas frutas, características de la región mediterránea, se disfrutan frescas y en diversas preparaciones culinarias. Ricas en fibra, vitaminas y minerales, los higos y las brevas son una fuente natural de energía y antioxidantes.
Para aquellos que utilizan la expresión 'de higos a brevas', pero nunca se explicaron qué son exactamente, las brevas son, básicamente, higos del año anterior que no maduraron debido al frío y se cosechan en junio y julio; mientras que los higos se recogen en agosto y septiembre. Ambas variedades son apreciadas tanto por su sabor como por sus propiedades nutritivas.
Algarroba
La algarroba, un fruto de la familia de las leguminosas, es un sustituto sostenible del cacao. Utilizada en repostería y productos alimenticios, la algarroba aporta fibra, antioxidantes y tiene un bajo índice glucémico, lo que la hace apta para diabéticos y personas con intolerancia al gluten.
La semilla de algarroba se emplea para elaborar el aditivo E410, un espesante utilizado en helados, quesos untables, mermeladas y salsas. Es rica en fibra insoluble y fenoles, lo que le confiere propiedades antioxidantes y beneficios para la regulación intestinal. Además, aunque es rico en azúcares, tiene un índice glucémico bajo, por lo que es apta para diabéticos y también para personas intolerantes al gluten.
Polenta
Originaria de Italia, la polenta es una sémola de maíz rica en antioxidantes y vitaminas. Su versatilidad permite disfrutarla en diversas formas, contribuyendo a una dieta energética y equilibrada.
Es rica en antioxidantes, no contiene gluten y es una fuente excelente de energía debido a su alto contenido en almidón y carbohidratos complejos. Su índice glucémico no es elevado y aporta importantes vitaminas y minerales, como la vitamina A, hierro, zinc y magnesio. A pesar de su contenido en carbohidratos, es baja en calorías, con solo 58 kcal por cada 100 gramos, lo que la convierte en una opción saludable.
Frutas de Hueso
España es uno de los principales productores de frutas de hueso como el albaricoque y el melocotón. Estas frutas son ricas en vitaminas, fibra y minerales y se pueden utilizar en recetas variadas, desde gazpachos hasta postres.
Entre las frutas de hueso destacan el melocotón, rico en antioxidantes y vitamina C; el albaricoque, con vitamina A, potasio, calcio y magnesio; el paraguayo, que aporta carotenos y minerales como potasio, fósforo, calcio y hierro; la nectarina, ideal para hipertensos por su bajo contenido en sodio; la cereza, con antioxidantes y vitaminas beneficiosas para el corazón y el sueño; la ciruela, antioxidante y alta en fibra y agua, favoreciendo la digestión; y el níspero, fuente de vitaminas C y E, potasio, fósforo, calcio y hierro, siendo saciante y diurético.
"Alimentos como las almendras, los higos, la algarroba, la polenta y las frutas de hueso son ejemplos perfectos de cómo podemos integrar prácticas alimentarias sostenibles en nuestra vida diaria", aseguró Rocío Royo.